Libro del Idilio, Diario de Sine


Libro del Idilio, Las Entrañas :

Diario de Sine:

Vanidoso eres, me vistes y me arreglas como a tu muñeca favorita: regordeta, deforme, escondida.

Me sientas ahi con los ojitos en blanco, me hablas y me dices que me das todo lo que cae del cielo a tus manos, que los rezos nos traerán paz y que mañana todo sera perfecto.

Pasan las horas, regresas convertido en serpiente que se arrastra por debajo de mi vestidito, me abusas la piel esa noche sin pensarlo.

Arrepentido ahora huyes a buscar debajo de cualquier otra puerta donde el guardián se descuide, puedas entrar silencioso, hasta que te escuchan, te alcanzan y sales herido.

Ahi retornas a darme cariños, cansado acomodas mis listones, los atas correctamente y besas mi frente, te sonrío escondiéndote el corazón.

Mi corazón que aunque roto debajo de la cama salta de alegría al volver a verte, solo y remendándose con sus manitas temblorosas, secándose el sudor y el recuerdo con su pañuelo de sonrisas.

Cuando me das papel te escribo poesía, cuentos, te dibujo, te imagino, hasta que tu ausencia me cala, entonces volteo mi carita a la ventana esperando a que la brisa seque mis lágrimas, aun así afirmas estar siempre cuando llega la tormenta y juras cada quincena quererme por siempre, como si fuera el pago por ser tu porcelana quietecita a la que poco a poco le dibujas en la piel por que el blanco te cala en los colmillos.

Siempre terminamos hablando de ti, cuando llega mi turno ya cae la noche y tus urgencias se me escapan de nuevo, me arreglas desarrugando mi faldita, a tu muñeca favorita, sonrío y cierro mis ojos, repitiendo los rezos que me enseñaste, pidiendo por que algún día decidas ver lo que hay debajo de la cama, arrogante eres.


 

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